Día Internacional para las Víctimas de Esclavitud y Trata de Esclavos

El tema para 2022 es «Historias de coraje: resistencia a la esclavitud y unidad contra el racismo». Con este tema se quiere hacer hincapié a las historias reales con nombre y apellidos que hay detrás de la atrocidad de la trata.

Personas que fueron arrancadas de sus hogares lejos de su familia, personas que lucharon contra sus opresores y que lograron conquistar su libertad, otros que no lo consiguieron a pesar de sus esfuerzos por liberarse.

Esas historias siguen vivas y lo hacen con un objetivo y es acabar con el germen de la trata: el racismo.

El comercio trasatlántico llevado a cabo durante más de 400 años, ha sido unos de los mayores crímenes de lesa humanidad que se ha cometido contra los seres humanos.

La trata de miles de hombres, mujeres y niños, que han sido usados como esclavos y que se ha convertido en uno de los eventos más deplorables de la historia de la humanidad.

Producto de esta barbarie, millones de africanos fueron vendidos y trasladados al continente americano para realizar trabajos forzados, tratados como verdaderas mulas de cargas. Arrancados de sus hogares y alejados de su familia para vivir bajo el yugo y látigo de sus opresores.

Jorge Lefebre, “escultura de bronce viva”

“Yo pienso que, en la danza, como en la vida,todo depende de la sinceridad con la cual se digan las cosas”, afirmó Jorge Lefebre Infante, uno de los más importantes artistas en el mundo de la danza cubana e internacional, quien cumpliría este 24 de marzo 86 años de edad.

El hijo de Rafael Lefebre y Trinidad Infante llegó al mundo por Santiago de Cuba en 1936. En el ambiente mestizo de la capital oriental creció y vivió sus primeros años quien con el paso del tiempo sería uno de los más interesantes artistas cubanos del siglo veinte.

Según la maestra y bailarina Maricely Castillo*, Lefebre sintió especial inclinación desde muy temprano por todo lo relacionado con el mundo teatral y mostró vocación por la pintura, lo que en su juventud le serviría para la elaboración de diseños de vestuarios y decorados para diferentes obras teatrales en su ciudad natal y posteriormente en su larga trayectoria coreográfica.

A inicios de la década de los cincuenta el Ballet Alicia Alonso se presentó en Santiago de Cuba y el joven Lefebre se percataría de que era precisamente eso lo que deseaba para su realización artística y personal. Importante también en la definición de su vocación fue su contacto con el filme inglés “Las zapatillas Rojas” (1948) el cual presenta el drama que viven los integrantes de una afamada compañía de ballet que debe sustituir a su primera bailarina.

A partir de ese momento, luego de ver actuar a los bailarines que acompañaban a los Alonso, Jorge Lefebre estableció contacto con el maestro Fernando, quien años después resumió aquel encuentro de esta manera:

“En un viaje que hicimos con el Ballet Alicia Alonso a Santiago de Cuba se nos acercaron dos personas, Jorge Lefebre y Joaquín Banegas. Entonces me preguntaron que cómo podían hacer para estudiar ballet y les ofrecí una beca para que vinieran a La Habana, a la academia, a prepararse. Así vino Lefebre y estuvo con nosotros durante un tiempo. Lo poníamos a bailar en las funciones que dábamos y recuerdo que en varias ocasiones bailó en pareja con mi hija Laura”.

El joven Lefebre había llegado a los estudios de ballet con 18 años y tanto Fernando Alonso como Menia Martínez coincidieron en afirmar que sus posibilidades eran mayores para la Danza Moderna, razón por la que la dirección de la Academia lo envió a tomar clases con el maestro Ramiro Guerra.

A inicios de la década de los sesenta, estando en Europa, y tras varios años de formación con distintos maestros clásicos y modernos, en los que combinó el trabajo escénico con el aprendizaje, consciente de que sus mayores posibilidades interpretativas se encontraban en el terreno de lo moderno, se interesó por integrarse al Ballet del Siglo XX, la compañía dirigida por Maurice Berjart, al considerarla el sitio idóneo para explotar sus capacidades artísticas.

El joven fue aceptado y allí desarrolló su más brillante y amplia labor como bailarín, aunque su principal objetivo fue siempre llegar a ser coreógrafo. En esta agrupación danzaria, Lefebre permaneció en calidad de miembro permanente desde 1962 hasta 1973, destacándose en la interpretación de obras como “IX Sinfonía”, basada en la obra de Beethoven, en especial en su “Adagio” y en “Actus Tragicus”, con las que conquistó con su especial carisma a diferentes públicos europeos, entre ellos, al de Berlín, plaza donde se presentaría de forma exitosa en reiteradas ocasiones.

La labor de Jorge Lefebre en Cuba comenzó en 1970, ocasión en que también contrajo matrimonio con la bailarina cubana Menia Martínez, quien se había incorporado al Ballet del Siglo XX, y en el futuro devendría figura principal, profesora, ensayadora y la más preciada colaboradora suya en el Ballet Real de Wallonie.

La primera producción coreográfica de Lefebre en su patria fue para el Ballet Nacional de Cuba, la conocida “Edipo Rey”, sin dudas, el más importante trabajo que realizara con esta agrupación danzaria. La obra fue estrenada en Cuba el 5 de noviembre de 1970 en el teatro Federico García Lorca de La Habana con Alicia Alonso en el personaje de Yocasta y Jorge Esquivel en el papel de Edipo. Dos meses después de su presentación en La Habana, el 31 de diciembre, los bailarines cubanos lo presentaban en el Teatro de la Ópera de Montecarlo.

En su amplia labor coreográfica no faltó la necesaria integración entre diferentes factores técnicos que pudieran favorecer sus logradas puestas en escena. En la finalidad de sus obras estuvo siempre la constante preocupación porque todo funcionara correctamente y en este sentido dio excelentes muestras de gran dominio general del mundo del teatro, atendiendo así a cada uno de los responsables técnicos del espectáculo.

Su fuerte e impresionante personalidad jamás le impidió mantener un trato amistoso con todos los que trabajaban con él. Tenía una gran capacidad para hacer amigos, de acercar a la gente con su imán y gran simpatía. Poseía una fuerza hipnótica que pocas personas poseen y un carisma impresionante que lo acompañó durante toda su vida.

Jorge Lefebre falleció el 15 de mayo de 1990 en Bélgica a la edad de 54 años en la plenitud de su producción artística. Sus cenizas, traídas a Cuba diez años después, reposan, como era su deseo, en el cementerio Santa Ifigenia de su natal Santiago de Cuba.

Para el profesor, bailarín y coreógrafo cubano Eduardo Rivero, Lefebre fue “una escultura de bronce viva (…) Su presencia está en los gestos de la gente común de su Santiago”.

Documental Erzili en Lefebre

*Autora de la tesis: “Jorge Lefebre, una vida por la danza”.

Carlos Álvarez Guerra: la vida por el trombón

Desde este 23 y hasta el 27 de marzo en Ciego de Ávila se desarrolla el IV Festival Jazz Centro dedicado al virtuoso trombonista Carlos Álvarez Guerra. Entre los invitados que prestigian la cita está la agrupación Cuban Sax Quintet, ganador del Gran Premio Cubadisco 2019, por el disco Saxofones Live Sessions. Completan la nómina de artistas Lux Vitae, el conjunto Fanme Zetwal, Rumbávila, la compañía D´Armas Dance, el grupo Geiser, Intermezzo, Música Abierta, Afrocaribe, Libán Tartabull y La Familia, anfitriones por excelencia del festival.

Durante las jornadas se resaltará la obra de Carlos Álvarez Guerra nacido el 8 de abril de 1950 en Trinidad, Sancti Spíritus. De formación empírica, Álvarez Guerra inició sus pasos en la música a través de su primo Nelson Oney Peña, director de La Familia y fundador de la Orquesta Cubana de Música Moderna de Santa Clara. Oney Peña apreció sus condiciones técnicas naturales para entrar en el mundo del arte.

En 1988 pasó a formar parte del afamado grupo Irakere, fundado y dirigido por el maestro Chucho Valdés, donde obtuvo importantes lauros a nivel internacional. Con esta agrupación recorrió varios países.

En 1998 pasó a formar parte del grupo Cubanísimo con el que realizó varias giras internacionales hasta el año 2007.

Álavrez Guerra fue fundador de la orquesta Havana D´Primera, de Alexander Abreu, hasta el 2018. Participó en varios festivales de gran importancia en Suiza y Canadá. Además, fue integrante de la Orquesta Cubana de Música Moderna de Santa Clara y de las agrupaciones Raíces Nuevas y Klímax, con las que trabajó en países como Colombia, Alemania, República Dominicana, Inglaterra, Curasao, Canadá, Estados Unidos, Italia, Hong Kong, Japón, Francia, España, Noruega, Finlandia, entre otros.

Actualmente Carlos Álvarez Guerra forma parte de la Orquesta del Instituto Cubano de Radio y Televisión y de la Banda de Conciertos de La Habana Vieja.

Foto de Portada: ©David Garten

Fuentes: Periódico Invasor y Programa del IV Festival Jazz Centro.

Bebo Valdés, “rareza del siglo”

Nadie puede obviar su nombre. Argumentos muy razonables impiden ciertos “olvidos”: Bebo Valdés fue, es y será un artista indispensable cuando se quiera contar la historia de la música cubana. Al morir con 94 años el Caballón—como también se le conocía—dejó un legado discográfico que abarca medio siglo, desde la primera grabación de descarga cubana hasta un deslumbrante encuentro con el flamenco que fue todo un hito comercial y de crítica.

Bebo Valdés

Para la periodista Judy Cantor-Navas Bebo fue “la personificación misma del encuentro entre la música afrocubana y el jazz”. El último disco de estudio del pianista fue el reencuentro con su hijo Chucho: Bebo y Chucho Valdés. Juntos para siempre, (Sony, 2008).

El decano de la dinastía pianística de los Valdés incorporó por primera vez los tambores batá a una formación jazz band en Cuba. En entrevista ofrecida al periodista Jaime Masó Torres, la admirada musicógrafa Rosa Marquetti Torres, declaró:

“Bebo es una figura seminal en la música cubana. No solo por ser el iniciador de una dinastía de músicos, de pianistas, sino por el aporte grande que hizo a la música como arreglista, como compositor, como director orquestal. Pero si no fuera suficiente, cuando decimos que Bebo estuvo inmerso en aquel grupo que crea el filin, reconocido por sus fundadores como uno de los arreglistas que más les ayudó a lanzar sus temas, a conformar el estilo; si todo eso no fuera suficiente para hablar sobre el aporte de Bebo en el surgimiento y desarrollo del mambo, ahí está su pieza Rareza del siglo, cantada por Rita Montaner que es una prueba de cuán inmerso estuvo Bebo en los inicios de ese mambo que luego consolida, desarrolla, estructura y difunde comercialmente Dámaso Pérez Prado.

“Si todo eso no fuera suficiente habría  que hablar de Bebo en la creación de un ritmo que estuvo llamado a ser una revolución en la música cubana en los años cincuenta y que por razones comerciales y por esas cosas que llamamos del “destino” y de la “suerte”, fue algo frustrado: el ritmo Batanga, que constituyó una revolución en el formato de la big band con la incorporación—lo digo con toda propiedad—por primera vez, de los tambores batá en un formato de big band a ese nivel. Creo que es más que suficiente todo esto que hemos dicho para que tengamos a Bebo entre los grandísimos de la música popular cubana”.

LEEA: Bebo Valdés y el batanga: principio y fin de una excelencia. Publicado en www.desmemoriados.com

AfroKuba en nombre de la poesía

Fue el editor Antonio Pastor Bustamante quien el 5 de febrero de 1998 solicitó a la UNESCO la creación de un Día Mundial de la Poesía. La jornada internacional dedicada a este género literario fue instaurada en el año 1999 con el objeto de consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo. Este evento trata de fortalecer y destacar la relevancia de la cultura en el mundo.

AfroKuba celebra este día con la obra de tres autores cubanos de todos los tiempos: Rogelio Martínez Furé, Georgina Herrera y Eloy Machado.

Rogelio Martínez Furé (1937).

Rogelio Martínez Furé (1937).

Folklorista, etnólogo e investigador. Fundador del Conjunto Folklórico Nacional. Doctor Honoris Causa del Instituto Superior de Arte en La Habana. Martínez Furé ha contribuido a la preservación y difusión de las tradiciones musicales y danzarias de origen africano. Su obra es un modelo de investigación etnológica porque lleva la impronta del saber y de la visión poética del mundo.

Esta lengua, otrora imperial y negrera,

la aprendieron mis abuelos

a latigazos cepo y bocabajo.

Hoy es mía, nuestra,

materna.

Como cabello sangre y sudor.

Por eso, lengua amada,

haré lo que desee contigo.

Nadie podrá impedirlo.

Georgina Herrera (1936- 2021).

Georgina Herrera (1936- 2021).

Georgina Herrera nació en una zona vinculada desde comienzos del siglo XIX a la producción de azúcar, cuya población, por tanto, fue mayormente conformada por esclavos y sus descendientes; contexto espacial, escenario de su origen, que se expande a las más diversas dimensiones de su poesía. Escribió y publicó en 2005, en diálogo con Daysi Rubiera, un testimonio sui generis: Golpeando la memoria: Testimonio de una poeta afrodescendiente.

África

Cuando yo te mencione

o siempre que seas nombrada

en mi presencia

será para elogiarte.

(…)

Eloy Machado “El Ambia” (1940-2019).

Eloy Machado “El Ambia” (1940-2019).

Según el etnólogo Miguel Barnet, El Ambia “salvó como nadie la tradición poética de lo mejor de nuestra raíz africana. Fue un cultor de la rumba en todas sus manifestaciones y su obra quedará como un testimonio de la resistencia de una cultura que nos enriqueció”. Desde la oralidad, desde la más pura esencia del alma popular, Eloy entregó una manera singularísima de apresar la calle, el barrio, la franqueza, la humildad y el compromiso de los cubanos más humildes, aquellos que en estos tiempos son los que tienen todo por ganar.

Yo vi a la negra con los ojos color

malva

Yo vi a mi negra pintá de colorao

Yo vi a mi negra con siete sayas

Yo vi a mi negra cantá,

con esas saya

como collar de bandera,

a campo traviesa el Himno Nacional.

Foto de portada: Obra: “Sueña” de Alberto Lescay Merencio. / Acrílico sobre lienzo. 136 x 198 cm.

Voces por la acción contra el racismo

La edición 2022 del Día Internacional se titula “Voces por la acción contra el racismo”, un tema que resalta la importancia de fortalecer la participación y representación pública libre y segura en todas las áreas de toma de decisiones para prevenir y combatir la discriminación racial; En definitiva, reivindicar que se respeten los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica, se protejan los espacios cívicos y se reconozca la contribución de las personas y organizaciones que luchan contra la discriminación racial.

Este simple mensaje anima a alzar nuestras voces y manifestarnos de manera segura contra el racismo, la discriminación racial e injusticia, así como hacer visibles historias personales de cualquier parte del mundo que muestren esta necesidad.

El tema se inspira en el informe del Alto Comisionado sobre la justicia racial y la Agenda Hacia el Cambio Transformativo para la Justicia Racial y la Igualdad: “Escuchar: Asegurar que las personas afrodescendientes y quienes se oponen al racismo sean protegidos y escuchados, y actuar ante sus preocupaciones”.

Antecedentes

El Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial se celebra el 21 de marzo de cada año. Ese día, en 1960, la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica contra la ley de pases del apartheid que se practicaba en Sharpeville, Sudáfrica. Al proclamar el Día en 1966, la Asamblea General instó a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial (resolución 2142 (XXI).

En 1979, la Asamblea General aprobó un programa de actividades que se realizarían durante la segunda mitad del Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial (A/RES/34/24). En esa ocasión, la Asamblea General decidió que  todos los años, en todos los Estados, a partir del 21 de marzo, se organizase una semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial.

Desde entonces, el sistema del apartheid en Sudáfrica se ha desmantelado. Leyes y prácticas racistas se han suprimido en muchos países, y hemos construido un marco internacional para luchar contra el racismo, guiado por la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. La Convención está ahora a punto de ratificarse a nivel universal y, aún así, en todas las regiones, muchos individuos, comunidades y sociedades sufren de la injusticia que el racismo y el estigma traen consigo.

Principio de la igualdad

La Asamblea General de las Naciones Unidas reitera que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y tienen la capacidad de contribuir de manera constructiva al desarrollo y bienestar de la sociedad. En su resolución más reciente, la Asamblea General también enfatizó que todas las doctrinas de superioridad racial son científicamente falsas, moralmente condenables, socialmente injustas y peligrosas y deben rechazarse, al igual que las teorías con que se pretende determinar la existencia de razas humanas separadas.

Desde su fundación, las Naciones Unidas han mostrado su interés por esta cuestión, por lo que la prohibición de la discriminación racial ha quedado consagrada en todos los instrumentos internacionales básicos de derechos humanos. Esos instrumentos imponen a los Estados obligaciones y tareas destinadas a erradicar la discriminación en las esferas pública y privada. El principio de igualdad exige también a los Estados que adopten medidas especiales para eliminar las condiciones que causan o propician la perpetuación de la discriminación racial.

Reuniones y eventos principales de las Naciones Unidas

En septiembre de 2021, la Asamblea General de las Naciones Unidas reunió a los dirigentes mundiales en una reunión de un día en Nueva York para conmemorar el vigésimo aniversario de la aprobación de la Declaración y el Programa de Acción de Durban en relación con el tema de «Reparaciones, justicia racial e igualdad para los afrodescendientes.»

En 2001, la Conferencia Mundial contra el Racismo elaboró el programa más amplio y firme de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia: la Declaración y el Programa de Acción de Durban. En abril de 2009, la Conferencia de Examen de Durban revisó los adelantos mundiales logrados en la lucha contra el racismo y llegó a la conclusión de que todavía quedaba mucho por hacer. No cabe duda de que el mayor logro de la Conferencia fue la renovación del compromiso internacional con el programa de lucha contra el racismo.

El 22 de septiembre de 2011, la Asamblea Generalcelebró una Reunión de Alto Nivel para conmemorar el décimo aniversario de la adopción de la Declaración y el Programa de Acción de Durban. Este documento sirve de esquema operativo para la lucha de la comunidad internacional contra el racismo. Fue adoptado por consenso en 2001 en la Conferencia de las Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se celebró en Durban, Sudáfrica. Se trata de una innovación en el programa con énfasis en la lucha contra todas las formas de racismo y discriminación racial.

Este décimo aniversario ofreció una oportunidad para reforzar el compromiso en la lucha contra el racismo y la discriminación racial, un compromiso acentuado y coincidente con la celebración en 2011 del Año Internacional de los Afrodescendientes.

La Asamblea General, en su resolución 68/237 de fecha 23 de diciembre de 2013, proclamó el Decenio Internacional de los Afrodescendientes que comenzó el 1 de enero de 2015 y terminará el 31 de diciembre de 2024 con el tema «Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo».

Tomado de: https://www.un.org/es/observances/end-racism-day

Del son al jazz: elegancia y energía

Elegancia y energía son, probablemente, las dos mejores palabras para calificar el reciente espectáculo de la Compañía Santiago Alfonso en la sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba. Las instantáneas captadas por el fotógrafo David Garten así lo demuestran.

La temporada rinde homenaje a todos aquellos precursores que, a través de la rumba, el danzón, el son y el bolero transitaron por la música popular cubana y aportaron todos esos sabores al jazz y a otras sonoridades contemporáneas, en especial Su Autoridad Mario Bauzá.

Hay numerosas razones para disfrutar todo el ensemble que sobre el escenario despliega la compañía. Ya el baile y la música son  por sí solos elementos fundamentales para convocar y convencer, pero el creador va más allá: incorpora imágenes de archivo e invita a dos artistas que sostienen como columnas la narrativa que defiende. La sonera Haila María Mompié pone a prueba sus cualidades interpretativas. Nos recuerda a esas icónicas figuras de la escena cubana con el mismo glamur que ha defendido en más de dos décadas de vida artística. Alumna del maestro Santiago, La Mompié también baila y como en sus primeros tiempos, sale airosa.

Lo sabe el maestro Santiago y lo sabe Cuba: no se puede hablar de jazz sin mencionar a Bobby Carcassés. Tanto su entrada al escenario como el performance, es monumental. Nos engañamos al pensar que la edad limita a los grandes artistas, todo lo contrario. ¡Bobby brilla! ¡Bobby baila! El jazz lo rejuvenece.

No todo se queda en la fogosidad del ritmo. Hay un instante para hablar con el cuerpo en nombre del amor. Dos jóvenes bailarines enfrentan sus pechos, rozan sus labios en un derroche homoerótico a media luz. Es un tímido grito por la libertad. Así se siente.

Imágenes del espectáculo

Termina la función y tras las cortinas encontramos al maestro Santiago Alfonso Fernández, Premio Nacional de Danza, 2006. Ahí está el hombre que le robamos al béisbol. Ahí, con nosotros, el prestigioso bailarín y coreógrafo. Fundador de la compañía Danza Contemporánea de Cuba creada en 1959. Es Santiago, nuestro apóstol de la danza, reconocido internacionalmente por la dirección de exitosos espectáculos presentados por el Cabaret Tropicana, tanto en Cuba como en otras latitudes. Ahí está el hombre que tanto ha enfrentado al racismo, a la discriminación.

“¿Les gustó, caballeros?”, nos pregunta el niño que siempre quiso bailar en Tropicana. Un inmenso abrazo responde.

Miguel Ángel García y Santiago Alfonso

Fotos: ©David Garten

Festival Jazz Centro en Ciego de Ávila

El festival Jazz Centro regresa en su cuarta edición de forma presencial a escenarios de las ciudades de Morón y Ciego de Ávila, luego de la pausa de dos años impuesta por la pandemia de la COVID-19.

Orlando Pino Amores, director de la Empresa de la Música en el territorio (MUSICAVILA), informó en conferencia de prensa que el evento se realizará del 23 al 27 próximos y propiciará la presentación de jazzistas y agrupaciones de alta calidad, así como la fusión con otras manifestaciones de la cultura

Precisó que se realizarán proyecciones de películas afines al tema en el cine Carmen, de la ciudad capital, y la sala de videos de Morón y se presentará el libro Historia de la música en Ciego de Ávila.

Liria Castañeda Martínez, programadora de MUSICAVILA, señaló que esta edición estará dedicada a Carlos Álvarez Guerra, destacado músico de formación empírica, que en sus inicios formó parte de Irakere, transitó por el grupo Cubanísimo y posteriormente fue fundador de Habana de Primera.

Álvarez Guerra, con participación en festivales de varios países, trabaja actualmente en la orquesta del Instituto Cubano de Radio y Televisión y en la banda de conciertos de la Habana Vieja y durante el festival Jazz Centro ofrecerá un conversatorio, entre otras actividades.

[rl_gallery id=»1224″]

Entre los confirmados, enumeró al Quinteto de saxofones de Cuba, bajo la dirección de Germán Velázquez, Música Abierta, Intermezzo, Rumbávila, Afrocaribe, Fanme Zetwal, Caonabo y Lux Vitae, varios de ellos de la provincia, lo que permitirá apreciar la fusión del jazz con otros géneros.

El programa prevé, además, una clase magistral en la escuela de arte Ñola Sahig, el día 24, conciertos en las dos ciudades sedes y descarga con la Jazz Band, formada por los asistentes al evento bajo la dirección del maestro Nelson Oney.

Los organizadores puntualizaron que la asistencia a las actividades será por invitación o con capacidad reducida de público para garantizar el cumplimiento de las medidas sanitarias.

Tomado de la Agencia Cubana de Noticias

Miguel Ángel Velasco: alumbrando contornos culturales

CAMAGÜEY.- La mirada artística hacia el continente africano, ha sido una manera acertada de expresar los lazos espirituales que nos acercan a esas tierras. Las distancias se acortan cuando el creador realza las tradiciones y los componentes que integran nuestros genes culturales y matrices de cubanía. Encaja en ese perfil el documentalista habanero Miguel Ángel García Velasco, quien ha hecho de su obra un espacio para reflexionar sobre el universo de lo afrocubano.

La música y la danza son un leit motiv en el quehacer del habanero. Identifica las primeras aproximaciones a los misterios de su trabajo, desde las visitas a su abuela, en el central Orozco, de Pinar del Río, donde vacacionaba, y a su vez le llegaban los primeros acercamientos a las ceremonias e imaginería religiosas, aún incomprensibles para su mirada infantil.

Hoy orienta el rumbo de su proyecto Etno visual AfroKuba, fundado en el 2008, y perteneciente al Comité Cubano de la Ruta del Esclavo, a reivindicar las esencias del continente negro en la isla. “En la Universidad de Sevilla, efectué mi doctorado en antropología social, sobre el tema del género del flamenco y uno de sus estilos, denominado Cantos de ida y vuelta.Dentro de ese último se halla la rumba, así que comencé un levantamiento de los rumberos que conocí en Cataluña, Madrid y Andalucía. Luego, hice lo mismo en Cuba”.

Comenta el también especialista en endomusicología que tuvo la posibilidad de entrevistar a personas que cultivaban esa rama musical, “como en Cárdenas, a Miguelina Baró, una cabildo Arará de 93 años. La experiencia me incentivó a indagar y seguí mi investigación en otras comunidades Arará como la de Bahía Honda, en Pinar del Río y programé eventos etnológicos y de música folclórica en espacios de La Habana y Santiago de Cuba”. Para él sus creaciones tienen patrón común: el rescate del patrimonio inmaterial, las tradiciones.

“Necesitamos salvar todas esas riquezas espirituales. No podemos admitir que en materia de danza o de folclore no tengamos historia. Es vital que se visibilicen los cultos de los afrodescendientes, y de sus esencias aportadas al ballet, que son muchas. Se habla de la concepción racista de ese arte, sin embargo, yo como antropólogo me centro en el ballet mestizo, en el bailarín, quiero saber de dónde viene y cómo llegó a los escenarios”.

La travesía como documentalista ha sido el fruto de un largo desandar, de la experiencia y de los deseos acumulados por darle voz a las raíces que componen nuestro cuerpo . “Soy un bicho raro, tengo una formación bastante diversa”, expresa jocosamente y retrocede más allá de sus años de aprendiz, para dominar las técnicas audiovisuales, en la Escuela Internacional San Antonio de los Baños, para “elaborar los materiales con todas las de la ley”, como refiere.

“Formé parte de la marina de guerra, durante mi servicio militar, y luego tuve la oportunidad de enrolarme en el campo de la diplomacia. Así, a mis 20 años, me desempeñé como oficinista en la cancillería cubana. Aquello resultó una escuela para mí porque aprendí de personalidades de la talla de Pelegrín Torres y Raúl Roa, a quien admiraba mucho”.

Por motivos personales, su carrera tomó otro curso. También la música que “lo haló más”, influyó en ese sentido. Descubrió nuevos horizontes en la Asociación Hermanos Saíz, donde vivió una época de explosión artística, orientada por un intelectual como Armando Hart, quien fue uno de sus inspiradores para continuar su superación en el terreno de la endomusicólogía, de las ansias de redescubrir, indagar y proyectar sus pensamientos, a través de nuevos formatos como el cine.

“Estoy enfocado en una realización sobre la figura del bailarín y coreógrafo santiaguero, Jorge Lefebre, que despuntó tanto en Cuba como en Nueva York y en Europa. En su ciudad natal, hizo una versión de Edipo Rey, una de las obras cumbres del Ballet Nacional de Cuba, montada para Alicia Alonso. Otra de las compañías donde todavía permanece vivo su repertorio, unos 30 años después, es en el Ballet de Camagüey”.

Asegura que en este momento entre los planes que carga, en su apretada agenda, imagina “una producción asociada con los saxofonistas de esta provincia. La escuela cubana del jazz latino, de ese instrumento saxofón, tiene en Camagüey un alto exponente”.

Compartió el investigador que desde el próximo tres de marzo hasta el cinco, su proyecto EtnoKuba visitará la ciudad de los tinajones y programa, para el Ballet Folclórico, el de Camagüey, el Contemporáneo y a los músicos en general, el rodaje de producciones como Eggún para Chachá, Niño Cañamazo, Ellas cantan en legua Arará, Erzilí en Lefebre, Lefebre en Camagüey, Sulkary, medio siglo después, El acorazado Irakere y Homenaje a Oscar Valdés, desde el Complejo Audiovisual Nuevo Mundo.

“Quiero, en un futuro, acercarme a los cabildos y comunidades haitianas de esta región. Me gustaría saber más de sus rituales vudú”, expresa García Velasco con el interés de un niño que anhela descubrir los por qués de su entorno, con el alma de un audaz conquistador que nos regala la lumbre para definir aquellos zonas oscuras de lo afrocubano en nuestro país, de la cultura cubana.

Tomado de: www.adelante.cu

Homenaje al bailarín Jorge Lefebre en Camagüey

Como parte de las actividades que realiza el Proyecto Etnovisual AfroKuba en la ciudad de Camagüey se incluye la exhibición de dos documentales con guion y dirección del profesor Miguel Ángel García Velasco dedicados a la figura del bailarín, coreógrafo y director artístico Jorge Lefebre, nacido en Santiago de Cuba el 24 de marzo de 1936 y quien desarrolló la mayor parte de su obra fuera de Cuba aunque mantuvo siempre nexos artísticos con la isla y una profunda amistad con su  gran maestro Fernando Alonso.

El primer documental titulado  Tras la huella de Lefebre en Camagüey recoge testimonios, anécdotas y valoraciones de quienes lo conocieron. A pesar de sus responsabilidades frente al Ballet Real de Wallonie de Bélgica, el santiaguero no dejó de trabajar con compañías cubanas, entre ellas, el Ballet de Camagüey, agrupación con la que más colaboró.

Producido en 2021, este material contó con la colaboración especial del profesor Alberto García, director del Instituto Universitario de Danza Alicia Alonso y académico de las Artes Escénicas de España (AA.EE) y Rolando Salgado, ex Primer Bailarín del Ballet Nacional de Cuba.

Integran el equipo de realización, Juan Carlos Llapur (edición) y David Rodríguez (fotografía).

El encantamiento que produjo Erzili la Diosa criolla del panteón franco-haitiano en Jorge Lefebre, provocó en él ese noble afán de crear obras en su Santiago natal. La impresionante obra maestra, “Erzili”, única de su género en la danza cubana es el mejor ejemplo de ello.

Tres décadas después y por primera ocasión algunos de sus protagonistas hablaron en primera persona de sus vivencias en el documental  Erzilí en Lefebre, también producido en 2021 y con imágenes tomadas del documental Le retour du santiaguero, dirigido por Didier Vauthier y André Zaleski.

Editoado también por Juan Carlos Lalpur integran el equipo, Marvin Rodríguez Torres (cámara y sonido), Yasmani Castro Caballero (asistente de dirección), Darío Morado (asistente de producción), Marianne Honegger y Elina Morris (traducción).

Dos materiales audiovisuales para recordar la huella de uno de los más importantes bailarines cubanos de todos los tiempos.